sábado, 24 de mayo de 2014

24 de Mayo.


Hoy es uno de esos días en los que necesito andar despacio, con las manos en los bolsillos y perder la vista al frente.
Sentarme en la orilla a jugarle un pulso al mar, que el frío me cale los tobillos y las huellas me persigan cuando al ser demasiado tarde intente huir de allí.
Hace un tiempo que el agua dejó de mojarme, ahora solo resbala por mi cuerpo como si yo ya estuviese lo suficiente empapada, como si viviera bajo el agua y ésta ejerciera tal presión que me hiciese incapaz de sentir.
Así que esperaré a que me envuelva el viento para que me erice la piel y me traiga consigo un poco de cordura, ya que estas vistas tan al borde del abismo empiezan a resultar inconcebibles.
He de decir que al menos en este baile he encontrado la metáfora perfecta de la vida.
Una ola, de las imprevisibles, de las que te arrancan los pies de la tierra y una vez consiguen desorientarte vuelven a dejarte en la arena, para después retirarse con el sonido más ensordecedor que encuentra, aunque para el que está ahí tirado y aturdido sólo es un silbido de advertencia. De esos en los que hay que afinar el oído para escuchar que o te apartas de ahí o pronto regresa dispuesta a hundirte con ella.
Por eso el agua ya no salpica, vivimos bajo un mar revuelto.
Aún así, quiero coger aire, todo el que me quepa en el cuerpo y borrar de un sólo soplo todos los colores que hagan de este atardecer uno más bonito.
Dejemos jugar en otro horizonte a los tonos rosas o naranjas, hoy mi mar necesita que haga su aparición triunfal el gris.
Y a poder ser quiero ser música, que mi sonido se escape, se evapore, que suba alto y retumbe, que el eco se lo regale a alguien, no quiero formar parte de esto.
Como os digo, hoy es uno de esos días en los que la vida deja de serlo, porque el tiempo juega a pararse, hace sus momentos eternos, intentando demostrar que está ahí, latente y ausente, tanto o más que nosotros.
Hoy es día de luto y su negro me arrastra y me acoge hasta dormirme porque ya estoy agotada, espero que éste no sea uno de esos duelos que dejan gritos atravesados en gargantas, palabras no dichas que conciben huellas imborrables o heridas abiertas en los recuerdos.
Hoy es uno de esos días de andares lentos y abrazos a tiempo tras una despedida muda, tras el último adiós en silencio.

1 comentario:

  1. No es más triste y dulce a la vez porque no puede, pero de forma bonita, muy bonita, hum.
    Y si ya nos ponemos a hablar de la autora... ejem, ejem, plz, que me es adorable, HUM.
    Meh.
    Y eso.
    Greeny.

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